(Transcripción, con desodorante, del programa moderado por la licenciada Jarelys Aquino correspondiente al 51 de noviembre de 1774)
Entrevista al perfumado Pepe Glamour
Entrevista al perfumado Pepe Glamour
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Ja: ¿Ha perecido el romanticismo o, por el contrario, existe todavía con otras vestimentas? Muchas veces hemos escuchado a nuestros mayores decir que ahora se ha perdido esa sutileza, esa dulzura, esa delicadeza, a la hora de enamorarse. Para ilustrarnos sobre este tópico de perenne actualidad, hemos contactado, vía telefónica, a un reputado experto en las artes amatorias, estudioso y, a la vez, practicante del elegante juego de la seducción. Nuestro invitado ha logrado una pléyade de títulos académicos (doctorísimo en amores de estudiante, premio Nóbel en amores perros, graduado con sus macundales en La Sobrona de París, estado Cojedes, en psicología del guayabo negro, entre otros logros) y, asimismo, se ha labrado una bien merecida fama de conquistador de corazones y de casanova violinista, por no decir violinudo. Nos referimos al galán perfumado de las comiquitas de Warner Brothers, el simpar Pepe Glamour. Pero dejemos que sea él mismo quien se presente. Buenas tardes y la primera pregunta: ¿quién carrizo es Pepe Glamour?
PG: (acento galo) Ah, bon soir, muy buenas tardes, ma chère licenciada Jarelys. Je suis Pepe Glamour, soy Pepe Glamour, el mapurite (o zorrillo o mofeta, como usted prefiera llamarme) que siempre sale en las caricaturas del Conejo de la Suerte, le grand Bugs Bunny, persiguiendo a una deliciosa gatita a la que, por casualidades del destino, le han pintado una raya blanca en el lomo. Alors, entonces, yo la confundo con una hembra de mi especie, la tomo por una deliciosa mapuritica (o zorrillita o mofetica), y procuro hacerla mía. La estrecho fuertemente entre mis brazos, musitándole dulces palabras de amor en francés: Ah, mon amour, que je t’aime tellement, ah, ma chérie, que tu es délicieuse! Yo te amo tanto, querida, porque eres tan deliciosa (suspiro).
Ja: Todos lo hemos visto, profesorísimo Pepe Glamour. Usted intenta seducirla y la gata, a la cual usted toma por una hembra mapurite, huye despavorida de sus abrazos y besos. ¿A cuál razón atribuye usted esa escapatoria?
PG: Es que el juego de la seducción resulta plus délicieux encore, más sabroso aún, cuando hay un tanto de rechazo previo, de esa resistencia que hace que el ardor de la conquista se haga más preciado.
Ja: ¿No será más bien ─ y me disculpa por si acaso, doctorísimo Pepe Glamour ─ a causa del violín?
PG: ¿Qué sería del amor sin la música de violines, de mandolinas, del vino y de las rosas?
Ja: ¿Cree usted que el amor despierta en los amantes algún olor en particular?
PG: Mais oui, ma petite! ¡Claro que sí, mijitica! He comprobado, tanto en mis estudios científicos como en mis correrías de levante por todo el globo terráqueo, que el acto del amor envuelve una serie de aromas y esencias que le son característicos, de acuerdo a los amantes involucrados, al ámbito que pertenecen y a un sin número de variables.
Ja: ¿Por ejemplo?
PG: Fíjese usted, en Tokio, Japón, se ha comprobado que los amantes despiden un aroma a smog, a polución ambiental, por el alto grado de contaminación en esa urbe. Es más, los amantes deben usar mascarilla obligatoriamente cuando van a empiernarse, lo cual ocasiona que los besos tengan cierto saborcito a quirófano de brujildo nipón comiendo sushi. Oh la là!
Ja: ¿Y en China, maestrísimo Pepe Glamour?
PG: En la milenaria China, ma jolie licenciada Jarelys, los amantes agarran un olorcito a chop suey de cochino y camarones con salsa agridulce y lumpia. Por cierto, que para acrecentar hasta el infinito el placer amatorio, en la China aconsejan fumarse una lumpia antes de encamarse con el ser amado. Como a las chinitas les gusta faire l’amour, hacer el amor sin nada de ropa y, además, como a todas las mujeres, una vez que sienten que ya ese hombre con quien comparten el lecho les pertenece, entonces, les jurungan la cartera y si no encuentran biyuyos, le dicen al chinito: “Si no hay lial no hay lopa”. Los chinitos, como son medio sordos, creen que les están ofreciendo comida y piden una lopa cantonesa, que es una sopa que lleva pato laqueado, pato baleado, pargo oriental y mucho caracolito para poder levantar el piripicho. Y si la chinita queda insatisfecha con la brega amatoria, de seguidas le cae a chinazos al chinito.
Ja: ¿Y en su nativa Francia, sapientísimo Pepe Glamour, a qué huelen los amantes?
PG: Huelen a Stradivarius, ma belle licenciada Jarelys, huelen a Jean Luc Ponty, a Pablo Canela, a Paganini, todos ellos grandes ejecutantes del violín. Por cierto, hablando de Paganini, ¿cuándo es el baje de mula de este programa?
Ja: No me cambie el tema, machetísimo Pepe Glamour, que los invitados a este programa no cobran naiboa. ¿A qué huelen los amantes aquí, en nuestro país?
PG: Es que cuando il n’y pas d’argent, cuando no hay money como dicen los gringos, la nariz se me tapa y no huelo nada. Pero como soy Pepe Glamour, rey del levante y as del amor, le contestaré su pregunta, ma douce, mi dulce licenciada Jarelys. Aquí en Venezuela los amantes despiden un aroma que es una mezcla a varias cosas autóctonas, por ejemplo, a arepa con chicharrón con pelos, a cachapita rellena de mondongo, a chicha pasada, a tumbarrancho maracucho, a dulce de coco, pero también a petróleo, a petrodólares (¡qué olor tan chévere parchita!) y, últimamente, a siliconas y a eso que llaman bótox. ¿Usted no anda con siliconas y con bótox, mi querida licenciada?
Ja: Nada que ver con siliconas y los únicos bótox que cuentan son los electorales. Además, ¿qué preguntas son esas, don Pepe Glamour?
PG: Es que también quería saber qué va a hacer usted después de salir de aquí. ¿No quisiera usted cenar conmigo y, luego, salir a pasear por esos caminos llenos de huecos para maullarle a la luna? C’est si romantique! ¡Es tan romántico!
Ja: Basirruque no monta en coche. Zapatee pa’otro lado y déjese de esas cosas, mire que yo no salgo ni con becerros ni con mapurites.
PG: Es que mapurite sabe a quien jota…
Ja: Negativo, que yo no soy ninguna gatica con el lomo rayado de pintura blanca.
PG: Ah pero mon amour…
Ja: Se acabó la entrevista, señoras y señores. Chao, chigüire, qué digo, chao, mapurite. Lo más importante, para que ustedes, queridos oyentes, se den cuenta, es que el romanticismo sigue siempre vigente. El detalle es que este señor Pepe Glamour lo vive con ese tufo que nadie aguanta. Y nos despedimos de él exclamándole: ¡tranca, muchacho! ¡Limón y bicarbonato con ese golpe de ala, por el amor de Dios, para que no se pierda el glamour!
PG: (acento galo) Ah, bon soir, muy buenas tardes, ma chère licenciada Jarelys. Je suis Pepe Glamour, soy Pepe Glamour, el mapurite (o zorrillo o mofeta, como usted prefiera llamarme) que siempre sale en las caricaturas del Conejo de la Suerte, le grand Bugs Bunny, persiguiendo a una deliciosa gatita a la que, por casualidades del destino, le han pintado una raya blanca en el lomo. Alors, entonces, yo la confundo con una hembra de mi especie, la tomo por una deliciosa mapuritica (o zorrillita o mofetica), y procuro hacerla mía. La estrecho fuertemente entre mis brazos, musitándole dulces palabras de amor en francés: Ah, mon amour, que je t’aime tellement, ah, ma chérie, que tu es délicieuse! Yo te amo tanto, querida, porque eres tan deliciosa (suspiro).
Ja: Todos lo hemos visto, profesorísimo Pepe Glamour. Usted intenta seducirla y la gata, a la cual usted toma por una hembra mapurite, huye despavorida de sus abrazos y besos. ¿A cuál razón atribuye usted esa escapatoria?
PG: Es que el juego de la seducción resulta plus délicieux encore, más sabroso aún, cuando hay un tanto de rechazo previo, de esa resistencia que hace que el ardor de la conquista se haga más preciado.
Ja: ¿No será más bien ─ y me disculpa por si acaso, doctorísimo Pepe Glamour ─ a causa del violín?
PG: ¿Qué sería del amor sin la música de violines, de mandolinas, del vino y de las rosas?
Ja: ¿Cree usted que el amor despierta en los amantes algún olor en particular?
PG: Mais oui, ma petite! ¡Claro que sí, mijitica! He comprobado, tanto en mis estudios científicos como en mis correrías de levante por todo el globo terráqueo, que el acto del amor envuelve una serie de aromas y esencias que le son característicos, de acuerdo a los amantes involucrados, al ámbito que pertenecen y a un sin número de variables.
Ja: ¿Por ejemplo?
PG: Fíjese usted, en Tokio, Japón, se ha comprobado que los amantes despiden un aroma a smog, a polución ambiental, por el alto grado de contaminación en esa urbe. Es más, los amantes deben usar mascarilla obligatoriamente cuando van a empiernarse, lo cual ocasiona que los besos tengan cierto saborcito a quirófano de brujildo nipón comiendo sushi. Oh la là!
Ja: ¿Y en China, maestrísimo Pepe Glamour?
PG: En la milenaria China, ma jolie licenciada Jarelys, los amantes agarran un olorcito a chop suey de cochino y camarones con salsa agridulce y lumpia. Por cierto, que para acrecentar hasta el infinito el placer amatorio, en la China aconsejan fumarse una lumpia antes de encamarse con el ser amado. Como a las chinitas les gusta faire l’amour, hacer el amor sin nada de ropa y, además, como a todas las mujeres, una vez que sienten que ya ese hombre con quien comparten el lecho les pertenece, entonces, les jurungan la cartera y si no encuentran biyuyos, le dicen al chinito: “Si no hay lial no hay lopa”. Los chinitos, como son medio sordos, creen que les están ofreciendo comida y piden una lopa cantonesa, que es una sopa que lleva pato laqueado, pato baleado, pargo oriental y mucho caracolito para poder levantar el piripicho. Y si la chinita queda insatisfecha con la brega amatoria, de seguidas le cae a chinazos al chinito.
Ja: ¿Y en su nativa Francia, sapientísimo Pepe Glamour, a qué huelen los amantes?
PG: Huelen a Stradivarius, ma belle licenciada Jarelys, huelen a Jean Luc Ponty, a Pablo Canela, a Paganini, todos ellos grandes ejecutantes del violín. Por cierto, hablando de Paganini, ¿cuándo es el baje de mula de este programa?
Ja: No me cambie el tema, machetísimo Pepe Glamour, que los invitados a este programa no cobran naiboa. ¿A qué huelen los amantes aquí, en nuestro país?
PG: Es que cuando il n’y pas d’argent, cuando no hay money como dicen los gringos, la nariz se me tapa y no huelo nada. Pero como soy Pepe Glamour, rey del levante y as del amor, le contestaré su pregunta, ma douce, mi dulce licenciada Jarelys. Aquí en Venezuela los amantes despiden un aroma que es una mezcla a varias cosas autóctonas, por ejemplo, a arepa con chicharrón con pelos, a cachapita rellena de mondongo, a chicha pasada, a tumbarrancho maracucho, a dulce de coco, pero también a petróleo, a petrodólares (¡qué olor tan chévere parchita!) y, últimamente, a siliconas y a eso que llaman bótox. ¿Usted no anda con siliconas y con bótox, mi querida licenciada?
Ja: Nada que ver con siliconas y los únicos bótox que cuentan son los electorales. Además, ¿qué preguntas son esas, don Pepe Glamour?
PG: Es que también quería saber qué va a hacer usted después de salir de aquí. ¿No quisiera usted cenar conmigo y, luego, salir a pasear por esos caminos llenos de huecos para maullarle a la luna? C’est si romantique! ¡Es tan romántico!
Ja: Basirruque no monta en coche. Zapatee pa’otro lado y déjese de esas cosas, mire que yo no salgo ni con becerros ni con mapurites.
PG: Es que mapurite sabe a quien jota…
Ja: Negativo, que yo no soy ninguna gatica con el lomo rayado de pintura blanca.
PG: Ah pero mon amour…
Ja: Se acabó la entrevista, señoras y señores. Chao, chigüire, qué digo, chao, mapurite. Lo más importante, para que ustedes, queridos oyentes, se den cuenta, es que el romanticismo sigue siempre vigente. El detalle es que este señor Pepe Glamour lo vive con ese tufo que nadie aguanta. Y nos despedimos de él exclamándole: ¡tranca, muchacho! ¡Limón y bicarbonato con ese golpe de ala, por el amor de Dios, para que no se pierda el glamour!
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