sábado, 13 de septiembre de 2008

Entrevista Cuernelio Cachú

(Transcripción ad verbatim del programa con la licenciada Jarelys Aquino del 39 de septiembre de 1914)
Entrevista al doctorísimo Cuernelio Cachú



Así le quedó el globo ocular al doctorísimo Cuernelio Cachú cuando la licenciada Jarelys le preguntó por el cachito pa’ güelé. (Foto Cachón).

Ja: Y, precisamente, para hablarnos de este tema, hemos establecido contacto telefónico con todo un erudito, estudioso y experto en el tema. Nos referimos al doctor en Cachología y Ciencias Cornudas de la universidad de Cuernosvacas, el profesor Cuernelio Cachú, a quien vamos a comenzar preguntándole, profesor: ¿los cuernos duelen? Buenas tardes, doctor Cachú.
Ca: Gracias, licenciada Jarelys, por su invitación a través del cuernófono de Platino 102.3FM, la emisora más cachonda de este mundo cornúpeto. La respuesta a su pregunta es muy concreta: ¡depende!
Ja: ¿De qué depende?
Ca: Del lugar donde haya sido la cornada. Me explico. Cuando a uno le ponen los cachos, la gente usualmente cree que los cachos afectan el corazón, lo cual es cierto si la víctima todavía cree que la luna es de pan de horno y que los niños vienen de parir, qué digo, de París. Pero los cachos pueden doler en muchas otras partes: en el bolsillo, en el fundamento, en el amor impropio, en la rabadilla y, ¿por qué no decirlo?, en la caramera.
Ja: ¿Eso significa que los cachos duelen en los mismos cachos?
Ca: Claro que yes, sobre todo si la víctima es multicachuda.
Ja: Pero ya eso es masoquismo y pasa a otra esfera psicológica.
Ca: En mis múltiples estudios al respecto he podido comprobar que los cachos pueden crecer sobre otros cachos anteriores. Y encima de ellos, en una especie de evolución multietápica, pueden retoñar azucenas y jazmines para que no se diga que un hombre sin cachos es como un jardín sin flores.
Ja: ¿Quién pone más cachos? ¿Ellos o ellas?
Ca: Es igual por donde uno meta el cacho, mi licenciada. Aquí no hay diferencias de sexo, raza o preferencias sexuales. Todo es una gran ponedera de cachos.
Ja: ¿Cuál es el sitio favorito para montar cachos?
Ca: ¿Para montar cauchos? Yo no sabo nada de mecánica.
Ja: No, doctor Cachú, de montar cachos.
Ca: Definitivamente en La Vuelta’er Cacho, gloria a Dios. ¿Y sabe usted, mi dilecta licenciada, cuál es la canción favorita de los montadores de cachos?
Ja: Dígame usted.
Ca: Aquella que decía “Cachito cachito, cachito mío…”
Ja: ¿Cuál es la mejor hora para montar cachos?
Ca: Definitivamente la hora del burro, por razones de tamaño y envergadura, en-verga-dura, más que obvias, y, además, porque Dios no le dio cacho a burro.
Ja: ¿Cuál es el ámbito profesional donde hay más cuernos?
Ca: Sin duda alguna entre los toreros porque, como dicen ellos, (acento andaluz) “más cornás da el hambre”. Hablando de hambre, tengo ganas de montar cachos comiéndome una lumpia (¿o mejor me la fumo?).
Ja: ¿Cómo evitar los cuernos, doctor Cachú?
Ca: ¿Y para qué evitarlos si igualito te los van a poner, mijita? En vez de amargarte la vida canturreando aquella canción que decía “celos, malditos celos, ¿por qué me matan”?, mi consejo es: lánzate tú también al ruedo y reparte cacho por aquiles, cacho por ayala, cachito pa’mí, cachito pa’ti, cachito pa’toiticos. Mientras más cacho, más te cacho y más cachirulo me pongo con el cachondeo.
Ja: ¿No hay nada qué hacer, entonces? ¿Cacho para todo el mundo?
Ca: Cacho cacho, cachondo, y si no sabes nadar, no te metas en lo jondo.
Ja: ¿Y si uno no quiere montar el cuerno?
Ca: Que te capture el la policía ésa que llaman el cipicipi con el cuerno del delito y mándalos a toditos al cuerno.
Ja: Finalmente, doctor Cachú, ¿quién inventó los cuernos?
Ca: Satanás, mijita, ¿o acaso no se le ven los cachos? Aunque, desde hace un tiempo para acá, el patrono de los cornudos, asegún me informa Víctor Figueroa, es el Santo Cachón. Y el sitio turístico favorito de todos ellos es el Gran Cachón del Colorado. ¡Cacho en la manga del flux! ¡Jesús, manita! Chupa, cachete, qué digo, cacho, cachete.

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