Surgiste en un sueño vertiginoso
(perpetrado
en la cúspide de ciertas ruinas
topológicas,
no circulares)
con la diadema rotunda de tu desnudez.
Perfeccionaste la luz,
despertaste mis acuarelas:
recurriré
o,
más bien,
recorreré tus tiempos y tus orillas y tus
flancos…
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