miércoles, 6 de abril de 2022

Metamorfosis o Kafka y sus bichos



Resumen

Publicada en 1915, La metamorfosis es una de las narraciones más logradas de Franz Kafka.

Esta novela corta (o cuento largo) describe las desventuras de Gregorio Samsa, un viajero comercial que se despierta una mañana transformado en un “insecto monstruoso” que, no obstante, conserva su conciencia humana.

Esa mañana fatídica, Gregorio es incapaz de salir de la cama provocando la inquietud de sus familiares. No es sino a la llegada de su jefe del trabajo que Gregorio se levanta al fin y asoma la cabeza a través de la puerta entreabierta. A la vista de la metamorfosis, el patrón se espanta y huye. La madre se desmaya. Su padre se apodera del bastón abandonado por el patrón y acomete con violencia al hijo devenido en insecto.

En la segunda parte de la narración, nos enteramos de que Greta es quien alimenta a su hermano Gregorio cotidianamente, mientras que el padre se comporta más y más virulento.

Dado que Gregorio era el sostén familiar, el padre se ve obligado a colocarse como ordenanza bancario. La madre cose para otras gentes y Greta se emplea como dependienta en una tienda.

Al mismo tiempo, la familia le alquila una habitación a tres peculiares huéspedes buscando aliviar la penuria económica.

Gregorio, a todas estas, desea mostrarse y escapar de la reclusión en su habitación, cosa que realiza una noche al escuchar a su hermana tocar el violín.

Los inquilinos se sorprenden y el disgusto ante tal aparición los estimula a huir sin pagar. La familia, por unanimidad, decide desembarazarse del bicho que es ahora Gregorio.

Al otro día, nuestro protagonista es encontrado disecado por su familia que se muestra aliviada del desenlace.

Es ahí cuando los padres perciben el florecimiento de Greta: hay que casarla, entonces.

 

Análisis

Aun cuando las primeras líneas pueden sorprendernos, la transformación de Gregorio Samsa en insecto no es lo más desconcertante para el lector. Kafka utiliza un vocabulario corriente haciendo lucir banal esta metamorfosis. ¿Será esta la revuelta individual contra cierta sociedad, sinónimo de rechazo a una existencia desprovista de sentido, sobre todo en su vida laboral?

A medida que transcurre el relato percibimos la sensación de aprisionamiento que precede a la mutación. Gregorio era un agente comercial que no cesaba de viajar, con una existencia fatigosa físicamente y con escasa vida privada, sin tiempo para amistades ni relaciones más profundas, pues debía rembolsar las deudas de sus padres con el patrón. Podría considerarse, por consiguiente, a la enajenación debida a la metamorfosis como una extensión de la alienación que experimentaba como persona en su reciente pasado.

Gregorio, el bicho, cavila mientras se refugia bajo la cama. El mundo le resulta despiadado cuando su empleador hasta lo acusa de haber birlado dinero del negocio.

Sin embargo, aun transmutado en alimaña, Gregorio Samsa exuda bondad, dulzura y gentileza cuando, por ejemplo, se cubre con una manta para no herir la susceptibilidad de su madre y al escuchar las dificultades pecuniarias de sus seres queridos.

Sus familiares no hacen más que rememorar sus incontables acreencias de las que desconocemos el origen. Resienten, asimismo, la ausencia de los dineros que aportaba Gregorio. Aquí Kafka parece denunciar a una cierta burguesía venida a menos en las que se refleja la acusación de Karl Marx como habiendo “desgarrado el velo de sentimentalidad que recubría las relaciones de familia reduciéndolas a simples cuestiones de dinero”. Es allí cuando la deshumanización de Gregorio Samsa alcanza su paroxismo.

El colmo de esa alienación de los Samsa que los hace perder ese sentido de humanidad se revela cuando Greta, a quien Gregorio consideraba su más allegado ser, resulta ser la más cruel con él, negándole su estatus fraternal al decir: “Delante de este monstruo, no tengo intención de pronunciar el nombre de mi hermano y por ello deberemos desembarazarnos de él”.

Los roles parecen invertidos entonces. Esta familia de insectos disfrazados de gentes deshumaniza a su hijo bienhechor en medio del infortunio.

Kafka concluye la obra con la siguiente cita ilustrando este punto: “Cómodamente recostados en sus asientos, fueron cambiando impresiones acerca del porvenir, y concluyeron que, bien mirado, no era nada negro, pues sus respectivos empleos —sobre los cuales todavía no habían hablado claramente— eran muy buenos y, sobre todo, prometían mejorar en un futuro próximo”.

El autor

Franz Kafka nació en Praga, actual República Checa, en 1883, escribió en alemán, murió en un sanatorio cercano a Viena, Austria, en 1924 y se le considera como una las más profundas y permanentes influencias en la literatura universal.

Melancólico, preocupado por los temas metafísicos y oníricos, su vida se vio afectada por una serie de situaciones sentimentales, sociales, económicas y familiares que alcanzaron sus peores momentos en las relaciones con su padre y con una mujer a quien siempre amó y con quien rompería definitivamente, dando paso a una postración que desembocó en una mortal tuberculosis.

Entre sus obras principales, algunas de ellas publicadas póstumamente por su amigo Max Brod (a quien Kafka solicitó en su lecho de muerte que las destruyera) se cuentan El proceso, América, La metamorfosis, La sentencia, La colonia penitenciaria, Un médico rural, El castillo, La muralla china, Cartas a Milena, Diario, Carta al padre y la recopilación de su correspondencia.

El mundo creado por Kafka es un orbe donde el absurdo, las pesadillas, las situaciones sin control, el ejercicio de un poder absoluto, la aplicación de leyes desconocidas, la búsqueda de identidad y los giros surrealistas encuentran su mejor expresión en La metamorfosis, cuyo protagonista, Gregorio Samsa, se descubre una mañana transfigurado en una especie de congorocho gigante y debe afrontar de seguidas todas las implicaciones morales, físicas, sociales e ideológicas que la novel situación conlleva.

 

¡Ah malhaya un bicharango!



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