lunes, 19 de octubre de 2009

Pava recontra ultra ciriaca


Truenos y centellas en un cielo oscurecido es lo que irradia la tarde del sábado caraqueño en que comienzo a escribir este artículo. Me inspiró la lectura de la columna de Wendell Robinson, en el diario Detroit Free Press, sobre un grave mal que afecta al béisbol. Lo denominó "A real ballsy Jinx " (algo así como una pava ultra recontra ciriaca en buen slang gringo).




En entrevista con Scott Boras, agente del jardinero de los Detroit Tigers Magglio Ordóñez, refiere Mr. Robinson haberle escuchado decir que, después de inenarrables sesiones con especialistas en ciencias ocultas y sobrenaturales, llegaron a la conclusión que la causa del slump (bajón ofensivo) fue la amistad de Magglio con alguien a quien no se atrevió a identificar. An awesome evil eye magnet!





Parece ser que el grandeliga, no conforme con todo el dinero que gana en el norte, se dedicó con su familia a realizar negocitos con cierta dictadura tercer mundista que lo llevaron a proclamar Urbi et Orbi: “Sí, soy chavetón, ¿y qué?” El innombrable hasta lo abrazó, lo jamaquió y le deseó la mejor de las suertes. ¡Ay, papá! Ahí mismito comenzaron sus desgracias y casi pierde los 18 millones de dólares del año próximo, según su contrato. Inclusive, a mitad de temporada, en medio de la sequía de batazos, se comentó insistentemente la posibilidad de su despido inminente del roster del equipo de la ciudad de los motores (Motor Town).

Complementaré a Mr. Robinson con una relación de personajes que demuestran la maldición criolla. Ozzie Guillén, desde que se autoproclamó simpatizante del mabitoso dictador no vio luz hasta que se retractó y confesó su horror.

Johan Santana visitó el palacio presidencial y comenzó a experimentar derrota tras derrota. Cuando lanzaba duro y curvero, el equipo de los Mets de Nueva York se hundía con los errores y la falta de bateo. Hoy su carrera pende de un hilo al someter su brazo a una delicada intervención quirúrgica. Esperamos que, por su bien, le haga la recontra al pavoso mandamás.



Qué no decir de Sammy Sosa.

Le regaló su bate al tipo aquél y se apagó definitivamente. El dominicano no deja de lamentar su desgracia cuando narra cómo se le partió el otro bate y le descubrieron el ilegal relleno de corcho. Afirma que ese señor tiene "artes haitianas" (vudú) y que no quiere verlo nunca más. Para deslastrarse de esta carga de mal agüero, debería llamar el gran Sammy a Óscar Azócar quien, según relata el cubano José Canseco en su libro, redondeaba sus emolumentos de big leaguer ensalmándole los bates a los toleteros que caían en improductividad ofensiva. Con tabaco, ron, altar y toda la parafernalia. Pero, a lo mejor, la pava del innombrable es tan abrumadora que ni con eso. Como dice Omar Lares, se cansa uno…
Los Navegantes del Magallanes nunca más se han titulado campeones desde que el personaje se proclamó fanático número uno del equipo. A la potranca escarlata de los filibusteros, un tal Álvarez, se lo tragó el tremedal de la pava ciriaca. Y se dice que el equipo no tiene vida este año a pesar de que el traicionero general Eructo al fin se esfumó.

¿Y el team que participó en el II Clásico Mundial de béisbol? Después de derrotar a Estados Unidos, Chacumbele los felicitó y le dijo al entonces primer ministro japonés, Taro Aso, en una visita oficial en Tokio: "Ganaremos el próximo Clásico Mundial". ¿Quiénes sacaron a los venezolanos de la competencia? Los nipones.

Pero la realidad es que el poder del mal se expande a otras disciplinas. Hasta al equipo de balompié le salió una cadena de derrotas aun cuando, menester es reconocerlo, el soccer de por sí es ultra recontra mabitosísimo. ¡Guíllate!

A quienes apoya, les cae la desgracia. Díganlo ahí los muchachos del baloncesto. La tenista Milagros Sequera se lesionó y la sacaron del terreno de juego en silla de ruedas. Bastó una referencia en el show de los domingos para que el boxeador Héctor Manzanilla cayera ante un peleador de las islas Mauricio con foja de 27 derrotas en su haber.

¿Y la política? El bicho se gasta un cementerio particular. La Kirchner gozaba de la máxima popularidad hasta el maletinazo. ¡La jettattura, pibe!

A Zelaya lo cubrió con un manto de pava rebelde. A la Piedad Córdoba y al bandolero Marulanda, ni hablar. Con el que no ha podido es con Lula porque el carioca tiene el apoyo de Iemanjá, más siete ensalmes de macumba, con fumada de maconha incluida. Pero creo que, a la larga, ni esto logrará salvar al taimado brasileño del halo mabitoso que emana del héroe de La Planicie. Y bien merecido lo tendrá por gozarse los dineros de los venezolanos que el king de la mabita le ha regalado. Lula no tiene la chiva negra. Su hora de mal agüero llegará, tarde o temprano.



Escribir sobre este tema amerita un libro. Al patiquín Fernando Carrillo lo botaron de la novela por meloso y bolsa. ¡Bien hecho, topocho jecho!


Naomi Campbell hasta presa cayó al regresar de su "viaje de negocios". Sean Penn perdió la casa en un incendio y a la mujer de toda su vida. Oliver Stone acaba de sufrir un infarto. ¡Toma tu tomate!


En este punto comenzó a temblar en mi casa y se fue la luz. Fue un sismo de 6,2 en la escala del Ciriaco, coincidiendo con su regreso a nuestra salada patria este mismísimo día. Mejor dejo de invocarlo porque de que empava, empava. ¿Será que el diablo escogió como residencia a Venezuela. Zape gato, ñaragato.

¿Qué diría el excelso mabitólogo Aquiles Nazca si estuviera vivo? Ahí queda eso…


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