domingo, 30 de enero de 2022

...y pletóricas


 

Fragmentaria…

(…de un pergamino redactado a la luz de la luna en lengua racardia arcaica y traducido al pentecostés por el plausible filólogo-arqueólogo Nnnnssss): “… enrumbamos proa hacia Salore, surcando denodadamente las siderales marejadas, afrontando granizadas de catálogos, huracanes morados y ventiscas carentes de significado. Ya en la orilla, todos perecimos. La gatúbela Jerusalén Coromotico sobrevivió. Miau…”

Un diccionario de crímenes azoró nuestra chalupa. Un tsunami geométrico de terror se apoderó de nuestras crismas. ¿Quién nos estaba asesinando? ¿Por qué?

Decidí dilucidar tal embrollo enarbolando argucias filosóficas. Los demás me atisbaron empavorecidos.

Los interpelé blandiendo epistemologías y sofismas: ‘Ofréceme tu azorada coartada. Dispénsame tus escrúpulos y contradicciones’.

Así los borré sin atenuantes. Soy un breve lápiz. La borrasca nos ingiere…”



PD: Cuento ganador del certamen La verija de oro, San Brecheche de Indias, Edo. Maosetún (1947 AC), con una bolsa equivalente a setecientos trillardos de bolívares soberanos. Con esos reales me compré una caja clap llena de cagajón de burro.



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