Como si
súbitamente tu nombre en mi presente
volcara
olas y descifrara murallas,
hoy, en la
ventana, tu presencia
se tradujo
en insólitos pétalos y espumas.
Mi cara y
mi voz, acantilados:
aguafuertes
sin temor de morir.
Tú penetras
los oleajes:
es el año
cero de nuestra geografía de palabras.
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