Ciencia en tiempos de fake news
La irrupción del concepto de fake news y la
proliferación en redes sociales de propagadores de creencias que se creían
superadas (como la tierra plana) despierta en algunos el temor de una nueva era
oscurantista.
Sin importar los avances y
los logros de las técnicas e investigación científica, algunos voceros con alta
exposición mediática niegan a rajatabla las evidencias que contradicen su
discurso con intención política, económica, social o religiosa. Verbigracia, el
cambio climático.
Pero basta que irrumpa una
pandemia o cualquier calamidad similar para que estos poderosos busquen el
cobijo y el amparo de los expertos quienes, desde sus laboratorios y centros de
investigación, porfían en no dejarse someter por los propagandistas de la
ignorancia.
Podría argüirse que el virus
del 2019 vendría a simbolizar un Chernóbil del siglo 21. A semejanza de ese
desastre nuclear, el intento de disfrazar la realidad denunciado por personeros
con altas cualificaciones científicas se desbordó en un formidable desastre que
puso en peligro la vida de incontables seres humanos, amén del cataclismo
ecológico subsiguiente.
Es el resultado de querer
imponer falsos alegatos ante la aplastante veracidad producida por la ciencia.
Dada su propia naturaleza, la disciplina científica se impone a sí misma la
búsqueda de la verdad, sin matices ni interpretaciones subalternas, aun a
riesgo de la propia vida (remember
Galileo).
Ahí están los modernos héroes
de la medicina colocándose en primera línea de fuego contra el virus.
Es el eterno combate entre la
ciencia y el atraso, entre la luz y la oscuridad.
@nicolayiyo
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